domingo, 8 de enero de 2012

Australia se me hace eterna

Una mirada hacia adentro viene bien después de que algo sale mal, pero reflexionar desde adentro hacia afuera no es un acto fácil, el problema está en tomar la decisión y luego empezar a hacerlo y no parar. Es como intentar frenar un carrusel o tomar de la cola a un gato, son destrezas que hay que desarrollar y mientras no empecemos no lo lograremos.
Guardar ahora y publicar entrada para salir por la tangente no es una buena opción, mejor me dedico a reflexionar y a sacar conclusiones, pero antes de hacerlo quiero dar un orden a mi palabras que al salir de mis adentros vienen con una fuerza creadora intensa comparable con el batir de alas de un colibrí. Para eso necesito la memoria muscular de esos animales que no hacen más que volar todo el día para polinizar flores, y yo la tengo en mis dedos que polinizan hojas blancas.
Extraigo ricas esencias de las flores del tiempo y las unto en estas páginas vacías, libres para ser leídas, regaladas o devoradas a su antojo. De aquellas flores a las que escribí quedan pocas, todas quedaron en algunas hojas perdidas entre mis cuadernos anti-académicos que esperan la hora de liberar al genio cuando algún pobre escritor perdido los descubra.
El canguro es el animal, no sé cuál sea la flor de allá, tendré que averiguarlo.

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