Si la ciudad me quema, yo quemo a la ciudad; cruzo el río para llegar al mar y mirando el infinito me despido de los recuerdos, todos ellos se convertirán en un recuerdo solo: el de esta despedida que lleva el apellido Adiós. Voy a buscar al poeta que le escribía al valle del Sinú, el que leía acostado en una hamaca mientras tomaba café, y si lo encuentro le diré: "Raúl, estoy inspirado por ti", y le pediré que le dé mis saludos a Charles Bukowski.
Dejo la ciudad para ir a un lugar donde las porquerías viajan fuera del sistema y no por las cañerías repletas de música. Dejo la ciudad porque me voy al mar, cuna del sol y de la luna.
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